Foto: Perfil de Facebook de Ricardo Estrada |
Por Xavier Llisà.- La Casa Golferichs ha sido el escenario de una gala lírica, el viernes 19 de febrero, en la que intervenían algunos de los participantes en la masterclass impartida durante toda la semana por la soprano Katerina Tretyakova, cantante nacida en Múrmansk (Rusia) y afincada desde hace pocos meses en Barcelona. Cabe recordar que fue la vencedora de la 50ª edición del Concurso Internacional Francesc Viñas, en el año 2013.
Entre los participantes, figuraban cantantes de diferentes países: España (lógicamente, con la mayor participación) y también Italia, China, Austria, Rusia, Bolivia e Italia. La masterclass estuvo organizada por Barcelona Opera Studio y tuvo como director a Ricardo Estrada, quien también ejerció de pianista encargado de acompañar a los cantantes.
Un acto como este genera varias reflexiones sobre la recepción de la ópera entre el público no especializado. La primera, que la demanda real es mayor de lo que se suele presuponer en todo aquello relacionado con la música clásica. El acto era gratuito, aunque con reserva previa de plaza por teléfono, como suele ser habitual en la programación musical de los centros cívicos de Barcelona. Según nos comentaron fuentes de Casa Golferichs, las entradas se agotaron en 15 minutos y las peticiones colapsaron la centralita. No obstante, tambié hay que subrayar que el aforo de la sala no llega a las 100 personas y que se trata de un acto de entrada gratis, por lo que el lleno total es un objetivo bastante alcanzable.
Katerina Tretyakova. Foto: Shirley Suárez |
Musicalmente, la gala ofreció un nivel bastante correcto, que incluso se incrementó conforme transcurría la velada. Como ya ocurrió en el último Concurso Internacional Francesc Viñas, el nivel de las cantantes fue superior al de los participantes masculinos. De entre todas las interpretaciones, podríamos destacar la de la soprano mallorquina Sandra Galiano, que interpretó dos arias de Liu de Turandot. También la soprano china Ying Chen y la de Rusia Ekaterina Krasko estuvieron muy correctas.
En definitiva, buen formato y buena selección de repertorio para atraer al público a la ópera y animarles a seguir conociendo el género: quizás la próxima experiencia de estos espectadores sea una obra completa en un teatro. Lo único que cabría pedirles a los recién llegados a la lírica es que controlen su predisposición al aplauso rápido, que generó equívocos como confundir una pausa con el final de la pieza. Y no fue la única ocasión: de hecho, el concierto acabó con una gran ovación del público mientras Vanessa Cañizares y Diego Linares seguían cantando diversas arias de La Bohème.
No hay comentarios:
Publicar un comentario