Atrium Ensemble |
Atrium Ensemble es una formación de música antigua integrada por los violinistas Roger Junyent y Cecilia Clares y el violonchelista Guillermo Turina. Desde 2010, son el grupo residente en la Sala Atrium, uno de esos teatros independientes en Barcelona que luchan por sacar adelante una programación propia y que, pese a contar con menos recursos que las grandes instituciones culturales, se arriesgan más y producen espectáculos más innovadores a precios bastante más asequibles.
En este caso, el vanguardismo "indie" de Atrium Ensemble se plasma especialmente en su forma de presentar al espectador la música antigua, la especialidad de los tres músicos. En lugar de refugiarse en referencias conocidas solo por expertos, los programas de Atrium Ensemble parecen un argumento de novela histórica.
Por ejemplo, el concierto previsto para este sábado 10 de diciembre, "Música antigua en el Nuevo Mundo", propone revivir la llegada de Lorenzo Da Ponte, el célebre libretista de Mozart, al puerto de Nueva York, arruinado y perseguido por sus acreedores.
Barcelona Clásica. ¿Cómo fueron vuestros inicios con la música?
Guillermo Turina: Mis padres consideraban la música como una parte más de nuestra educación, así que mi hermano y yo comenzamos desde pequeñitos. Yo empecé a tocar el violonchelo con 4 años. Después, con 14 o 15 años, fui a un curso de verano. Lo que para mí había sido hasta ese momento una actividad extraescolar se convirtió de repente en una gran pasión que podía compartir con otros chicos de mi edad y que me hacía disfrutar como ninguna otra cosa.
Roger Junyent: Yo soy el pequeño de cuatro hermanos y mis padres siempre creyeron que la música tenía que formar parte de nuestro aprendizaje vital. Visto en perspectiva, fui un privilegiado, porque, a mitad de los 80, no había ni las facilidades ni el interés que existe ahora alrededor del hecho musical. Así que empecé a aprender música a los 8 años en la Academia Segura de Sants y a los 10 ingresé en la Escolanía de Montserrat, donde cursé primero de violín con el Padre Ireneo. Recuerdo clases de pedagogía en grupo con él… ¡y era el año 88! Al año siguiente continué con Jesús Badía y, de adolescente, estudié en el Conservatorio del Bruc con Àlex García.
Cecilia Clares: En mi familia, la música era asignatura obligada. Soy la menor de 5 hermanos y en casa siempre había alguien estudiando piano, violín, viola o violonchelo. Todos mis hermanos, menos uno, eligieron la música como profesión, así que, cuando me llegó el turno, lo más normal para mí fue decidir ser músico. Mis primeros “conciertos” fueron junto a mis hermanos en Nochebuena o celebraciones familiares. Estudié, primero, en el Conservatorio de Murcia. Después, vino Zaragoza, donde estudié el grado superior, y Alemania y Barcelona, donde me especialicé en la interpretación de la música antigua.
B.C. ¿Por qué decidís especializaros en música histórica?
Guillermo: Recuerdo que, antes de empezar el Grado Superior de violonchelo, alguien me regaló un disco de Christophe Coin junto a The Academy of Ancient Music y Christopher Hogwood con los conciertos de Haydn para mi instrumento. Entonces no sabía por qué, pero aquel sonido y aquella manera de expresarse me fascinaron. Era un lenguaje que yo conocía y, sin embargo, parecía distinto. A partir de ese momento, poco a poco, la vida me fue llevando hacia este tipo de interpretación, por ejemplo con las clases de conjunto barroco de la violinista Lina Tur en Zaragoza. Pronto tuve claro lo que quería hacer y me fui a estudiar al departamento de música antigua de la ESMUC de Barcelona, donde tuve a grandes maestros como Bruno Cocset, Emmanuel Balssa, Emilio Moreno y Andrew Ackerman.
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Cecilia: Yo tuve mi primer contacto con la música antigua cuando estudiaba el Grado Superior en Zaragoza, con la profesora Lina Tur y la asignatura de conjunto barroco. Así fue como quedé enganchada a la corriente de la “Interpretación Históricamente Informada”. Mi hermano mayor, Antonio Clares, y su mujer, Silvia Márquez, ya hacía años que estaban inmersos en ella y eso supuso para mí un referente y un impulso para decidirme a estudiar violín barroco a Trossingen, en Alemania, de la mano del profesor Anton Steck. Allí fui seleccionada para formar parte de la European Union Baroque Orchestra (EUBO) y eso supuso para mí el paso definitivo para dedicarme por completo a la música antigua.
Roger: En mi caso, cuando estaba estudiando el grado superior de violín, ingresé en la Jove Orquestra Nacional de Catalunya y conocí a Corrado Bolsi, con quien hice una primera aproximación. Las clases eran con instrumentos modernos, pero empecé a oír hablar de la afinación a 415hz y a escuchar grabaciones con instrumentos originales, entre otras cosas. De todas maneras, mi especialización real llegó más tarde y fue por amor, al conocer a Cecilia. Ella ya estaba muy inmensa en este mundo y, cuando marchó a estudiar a Alemania, decidí irme con ella con la idea de pasar un año sabático. Pero, una vez allí, hice las pruebas para entrar en un postgrado en el conservatorio de Trossingen. ¡Quién me había de decir que, con 28 años, volvería a tener que estudiar tanto!
B.C. ¿Qué han aportado las diferentes experiencias internacionales que habéis vivido a vuestra forma de entender la música?
Cecilia: El paso por la Musikhochschule de Trossingen fue uno de los periodos más intensos de mi vida. Es un pueblo pequeño en el corazón de la Selva Negra en el que no hay mucho que hacer, salvo dedicar todas las horas del día al estudio. Si además estás acompañada por grandes violinistas y profesores, los avances pueden ser infinitos. Mi participación en la EUBO también fue decisivo, porque además de poder tocar junto a grandes referentes de la música antigua, te ayuda a crear una red de amigos que después serán tus compañeros de profesión por toda Europa.
Roger: A mí, en Trossingen se me abrió una nueva manera de entender la música, principalmente de la mano de Anton Steck, pero también gracias a muchos otros profesores del departamento de música antigua. Entender y conocer el pasado te hace comprender muchas cosas del presente.
Guillermo: Por mi parte, siempre he estudiado en conservatorios y universidades españolas, pero habido dos experiencias fundamentales en mi desarrollo como músico en el ámbito internacional. Por un lado, mi paso por la Formation Superieur de la Jeune Orchestre Atlantique, en Saintes (Francia), me hizo conocer a importantes músicos del panorama de la interpretación con criterios históricos y me permitió estudiar con dos grandes profesores: Christophe Coin y Hilary Metzger. Posteriormente, mi paso por la EUBO me llevó a tocar a más de 15 países. Fue, sin duda, una experiencia imborrable que nos hizo crecer muchísimo a todos los integrantes.
B. C. ¿Cómo fueron vuestros inicios como Atrium Ensemble?
Roger: Los orígenes están vinculados a la Sala Atrium de Barcelona. En 2009, cuando estábamos con Cecilia estudiando en Trossingen, contactó conmigo Raimon Molins, explicándome que iban a abrir una sala en Barcelona. El objetivo era hacer teatro, pero querían que allí hubiera un grupo musical residente, con una programación propia, y que también pudiera colaborar con los diferentes espectáculos. Al acabar el postgrado y volver a Barcelona, en el año 2010, iniciamos el proyecto. Supimos que Guillermo estaba en Barcelona estudiando en la ESMUC y, como conocía a Cecilia, le propusimos si quería formar parte del grupo.
B.C. ¿Qué balance hacéis de vuestra trayectoria juntos?
Roger y Cecilia: En la vida profesional, un músico ha de hacer de todo. Pero Atrium Ensemble es el sitio en el que podemos hacer lo que queremos. Tenemos libertad total para montar los programas. Tenemos posibilidad de hacer investigación, cosa que nos encanta, porque intentamos ser respetuosos con la voluntad del compositor. La Sala Atrium es un lugar muy especial por la proximidad por el público y eso nos obliga a mantener un alto nivel interpretativo. Solo vemos cosas buenas: el balance es muy positivo y trabajar en trío es realmente una suerte y un privilegio.
B.C. ¿Qué instrumentos tocáis? ¿Son propios?
Guillermo: Sí, hace años que me acompaña allá donde voy… Se trata de un violonchelo de un luthier parisino que, por lo visto, fue alumno de Stradivarius, Marchal, de finales del siglo XVIII.
Roger: Toco con un instrumento propio, modelo Stainer, atribuido a la familia de lutieres Leopold Widhalm, instalada en Nüremberg. Por las características del montaje, es de finales del siglo XVIII, sobre el 1790.
Cecilia: Toco un violín propio anónimo de 1700, modelo Stainer.
B.C. ¿Qué proyectos tenéis para 2017?
Roger: Queremos grabar un segundo disco sobre el programa que hemos dedicado a Giacomo Casanova, basado en su autobiografía, Histoire de ma vie. También queremos incrementar la cuota de público en la sala, ya que creemos que la propuesta que hacemos es muy cuidada e interesante.
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