Cartel oficial. Lionsgate Publicity |
Si finalmente el actor canadiense Ryan Gosling se lleva el Óscar al mejor actor principal en la ceremonia del 26 de febrero, una parte del premio debería agradecérsela a su profesor de piano.
Según han explicado el propio actor y el director de la película, Damien Chazelle, cuando fue contratado para el papel del pianista de jazz que protagoniza La la land, Gosling no sabía tocar el piano (aunque, al parecer, sí tenía nociones musicales básicas y tocaba la guitarra). El actor empezó entonces un intenso aprendizaje con sesiones diarias de estudio de tres y cuatro horas durante cuatro meses que fue todo un éxito. Antes de empezar el rodaje, el intérprete aseguró que se veía capacitado para hacer las escenas de piano sin necesitar doblaje.
Los promotores de la película se han encargado de explicar que todos los planos que aparecen de Ryan Gosling tocando el piano son efectivamente suyos (aunque también reconocen que el sonido está doblado). Y ya podemos imaginarnos lo importante que resulta este tipo de hazañas en la carrera de los Oscars, donde, por ejemplo, ya se premió a Natalie Portman por convertirse en bailarina de ballet estudiando durante diez meses.
Es inevitable sentir curiosidad por si lo que ha conseguido el actor podría lograrlo también una persona normal y por eso hemos preguntado a especialistas de la ESMUC, del Taller de Músics y del Conservatori del Liceu si se puede aprender a tocar el piano en cuatro meses y a qué nivel se puede llegar. Y esto es lo que nos han contado.
Alba Ventura, profesora del Conservatori Superior de Música del Liceu, tiene cierta experiencia como dobladora de escenas de pianistas, pues grabó algunos planos para la película Frankenstein de Mary Shelley. En su opinión, “es muy meritorio lo que ha hecho Ryan Gosling. En todas las películas, cuando hay escenas de piano, se recurre a dobladores. De todas maneras, y aun reconociendo el talento y la facilidad para la música que ha demostrado este actor, en cuatro meses, el nivel que se puede adquirir no deja de ser limitado. Es como hacer unas clases de dibujo; si se te da bien, podrás pintar un cuadro bonito, pero difícilmente serás Sorolla”.
Para Jordi Camell, jefe del departamento de Música Clásica y Contemporánea (no orquestal) en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC), un aficionado puede perfectamente aprender a tocar el piano en cuatro meses “dependiendo de sus objetivos”. El problema es intentar alcanzar un nivel profesional: “En cuatro meses estudiando de forma intensiva se pueden aprender piezas sencillas, sin demasiado recorrido por el teclado. Pero, sobre todo, se puede aprender cómo tener una actitud profesional ante el teclado: la posición de las manos, la posición ante el instrumento, los brazos, los dedos… ”
Carles Marigó, profesor de ESMUC y del Conservatori del Liceu, afirma algo similar: “He trabajado con actores y son muy buenos copiando movimientos, gestos, posturas. Es muy probable que buena parte de esos cuatro meses de estudio hayan estado centrados, más que en la parte musical, en aprender cómo se mueven los dedos y qué conciencia corporal ha de tener ante el teclado”.
Ryan Gosling, en La la land. Foto: Dale Robinette |
Pero, definitivamente, ¿podría cualquier persona aprender piano en cuatro meses? Los expertos consultados coinciden en señalar que sí, aunque también advierten de que hay que ser conscientes de las limitaciones. Jordi Camell asegura que conoce casos de personas que, ya en la edad adulta, han adquirido un buen nivel de piano, aunque el tiempo que les lleva “depende mucho de sus conocimientos musicales, de la facilidad que tenga, de sus habilidades psicomotrices…”
Santi Galán, jefe de estudios del Taller de Músics Escola Superior d’Estudis Musicals, se muestra rotundo: “Por supuesto que sí se puede aprender a tocar el piano en cuatro meses. Y en cuatro semanas también. La cuestión es qué se puede llegar a tocar. El factor clave son la capacidad musical personal de cada uno y las expectativas que se pueden crear como aprendices”. Y advierte de los peligros de marcarse una meta demasiado elevada: “En cuatro meses un pianista con gran potencial puede avanzar enormemente, y a pesar de todo sentirse insatisfecho, mientras que otro pianista menos dotado avanzará despacio, pero puede estar disfrutando mucho más lo que experimenta”.
En todo caso, Galán afirma que, durante el proceso de aprendizaje, los progresos llegan “siempre”, y explica la receta: “Practicar el instrumento con regularidad y saber seleccionar qué música estudiar en función de las habilidades y esperanzas del músico”. Y reivindica el papel del profesor en este proceso, “pues es él quien debe ser capaz de aconsejar, destacar avances positivos y ayudar a rectificar errores”. En su opinión, con este planteamiento, “todo el mundo puede en definitiva tocar música, cada persona a su manera, en función de sus capacidades y de la dedicación que invierta, sea cuatro meses, cuarenta años o lo que le apetezca”.
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