Josefine Teixidó y Manuel Antonio Condeminas |
Aunque a veces parezca que el mecenazgo es una actividad casi imposible en el mundo de hoy, en un contexto económico débil y sin leyes que favorezcan fiscalmente las donaciones privadas a proyectos artísticos, existen personas que promueven proyectos de apoyo a los jóvenes músicos, movidos solamente por la vocación y el deseo de ayudar.
Es el caso de Josefine Teixidó y de Manuel Antonio Condeminas, un matrimonio de Barcelona que ha creado un espacio privado para conciertos en su propia casa. Varias veces al mes, organizan recitales de jóvenes intérpretes.
Es el caso de Josefine Teixidó y de Manuel Antonio Condeminas, un matrimonio de Barcelona que ha creado un espacio privado para conciertos en su propia casa. Varias veces al mes, organizan recitales de jóvenes intérpretes.
“Lo hago porque soy feliz; cuando tengo un concierto es como si
tomara vitaminas”, confiesa Josefine, quien, además de excelente
cocinera, es soprano, con participación en masterclasses con cantantes
como Montserrat Caballé, Jaume Aragall y Alfredo Kraus. Josefine ha sido durante 15 años una de las sopranos recomendadas del Monestir de Pedralbes, donde cantaba de cuatro a cinco celebraciones y bodas semanales Actualmente, el monasterio ya no acoge eventos de este tipo, pero Josefine sigue cantando en bodas y ceremonias solemnes en lugares como la basílica de Santa María del Mar.
El origen de los conciertos está precisamente en el trabajo de formación y estudio de Josefine como cantante y músico en activo: “Fui a clase con el gran maestro repertorista Marco Evangelisti y me enamoré de su piano Fazioli. Tuve la suerte de poder conseguir un espectacular Fazioli gran cola”, explica. Era de segunda mano, pues se había utilizado en conciertos en el Palau de la Música, pero tenía (y sigue teniendo) una resonancia increíble y un tacto extraordinario. Josefine lo adquirió y, al mudarse a una casa nueva, lo colocó en su salón, un espacio lleno de cristaleras. Allí se celebraron algunos de los primeros conciertos privados que organizó, con músicos como Carolina Estrada, Natsuki Nishimoto, Katia Michel o José Menor.
Sin embargo, surgió un problema: el luminoso salón dejaba pasar demasiado sol y tenía un contraste de temperaturas demasiado peligroso para un piano tan sensible. El afinador del instrumento, Quim Salamanca, advirtió a Josefine de que tenía que tomar medidas si quería preservarlo. “Se nos ocurrió entonces ubicarlo en un espacio cerrado de su casa, que, originalmente, había sido una pista de squash”, asegura Josefine.
El origen de los conciertos está precisamente en el trabajo de formación y estudio de Josefine como cantante y músico en activo: “Fui a clase con el gran maestro repertorista Marco Evangelisti y me enamoré de su piano Fazioli. Tuve la suerte de poder conseguir un espectacular Fazioli gran cola”, explica. Era de segunda mano, pues se había utilizado en conciertos en el Palau de la Música, pero tenía (y sigue teniendo) una resonancia increíble y un tacto extraordinario. Josefine lo adquirió y, al mudarse a una casa nueva, lo colocó en su salón, un espacio lleno de cristaleras. Allí se celebraron algunos de los primeros conciertos privados que organizó, con músicos como Carolina Estrada, Natsuki Nishimoto, Katia Michel o José Menor.
Sin embargo, surgió un problema: el luminoso salón dejaba pasar demasiado sol y tenía un contraste de temperaturas demasiado peligroso para un piano tan sensible. El afinador del instrumento, Quim Salamanca, advirtió a Josefine de que tenía que tomar medidas si quería preservarlo. “Se nos ocurrió entonces ubicarlo en un espacio cerrado de su casa, que, originalmente, había sido una pista de squash”, asegura Josefine.
La decisión fue un acierto absoluto: además de proteger el piano, Josefine descubrió la excelente sonoridad de aquella sala. Y entonces decidió impulsar de nuevo la actividad de los conciertos para acoger jóvenes talentos y músicos ya consagrados y hacer que puedan actuar y sentirse “como pez en el agua”, según sus palabras.
Cantantes excepcionales como Carlos Cosías, Carlos Daz, Albert Casals, Albert Daprius, Alex Vicens, Ricardo Velasquez, Marc Sala, Katerina Tretyakova, Rocío Martinez, Hasmik, Elizaveta Bakerkina, Beatrice Jimenez, Sara Blanch o Rachel Duval o Sara Bañeras han pasado por el “Auditori Condeminas”, como lo llama Josefine. Entre los pianistas, figuran Ricardo Estrada, Jordi Romero, Efrem García Salinas y Albert Attenelle, entre otros. También se organizan otro tipo de formatos, como conferencias impartidas por el conocido doctor y crítico de ópera Roger Alier.
El calendario de los próximos meses se presenta intenso, con cinco conciertos (todos ellos recogidos en la agenda de Barcelona Clásica): la soprano Sara Bañeras, acompañada del maestro Ricardo Estrada (día 8); el pianista Enric Colomer en un original formato de piano-bar (día 14); una conferencia de Roger Alier con concierto del pianista Efrem García (día 23); el pianista de jazz Ignasi Terraza (día 27) y la soprano Mercedes Gancedo junto al pianista Jordi Romero (día 29).
La selección de intérpretes también la realiza Josefine, según las propuestas que le envían los propios músicos. Prioriza el canto lírico (“es lo que más gusta a nuestro querido público...”) pero está abierta a propuestas, siempre que puedan adaptarse a las limitaciones del espacio, con un aforo máximo de 100 personas.
Para asistir como público, es posible solicitar invitación a la propia Josefine. Además de organizar y financiar el evento, los promotores recogen pequeñas donaciones (20 euros por persona) que van destinadas al músico. Otras veces, las donaciones apoyan fines solidarios, como es el caso del concierto de Enric Colomer del 14 de abril, en beneficio de la actividad de ayuda a los necesitados que realiza la Parroquia de San Rafael a cargo del Padre Kim en Barcelona. En este caso, el pianista, un gran improvisador, acompañará a cualquier persona que quiera cantar y le proponga una pequeña obra (no necesariamente lírica ni clásica).
Preguntamos a la impulsora de la curiosa iniciativa si se identifica con la palabra mecenas, y ella sonríe: “Me hubiera gustado mucho vivir en la época de los grandes mecenas del arte y ayudar a los músicos de entonces. Mozart y muchos otros consiguieron renombre gracias al apoyo de sus mecenas”.
Un article molt complert que explica amb tot detall el projecte i les seves realitzacions. Tinc moltes ganes d'anar-hi un dia i coneixer aquests amfitrionms tan generosos. Enhorabona per la crònica
ResponderEliminarUn article molt complert que explica amb tot detall el projecte i les seves realitzacions. Tinc moltes ganes d'anar-hi un dia i coneixer aquests amfitrionms tan generosos. Enhorabona per la crònica
ResponderEliminarMoltes gràcies!
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