Manuel asegura, basándose en lo
que le dicen colegas internacionales, que “Maestros de la Guitarra”
es el mejor ciclo de guitarra clásica del mundo, por el nivel de los
guitarristas que allí participan, la frecuencia casi diaria de conciertos, la
belleza de los espacios y el mimo con que se preparan todos los detalles.
En cualquier caso, “Maestros de
la Guitarra” es el sueño hecho realidad de Manuel González, un joven que
descubrió la música por casualidad y que ahora reivindica, con su trabajo y
su ejemplo, la capitalidad mundial de la guitarra para Barcelona y para Catalunya.
Barcelona Clásica: ¿Cómo fueron tus inicios con la guitarra?
Manuel González: Yo descubrí la música en la calle, con mis amigos,
a los 12 ó 13 años, después de una infancia complicada por la temprana muerte
de mis padres. Fue un flechazo. La guitarra llenó el vacío emocional que sentía
y me hizo de padre y de madre. A través de ella he canalizado todas mis
necesidades: ambición, ilusión, perspectivas…
B.C. Tras este descubrimiento, ¿cursaste algún tipo de estudios
oficiales de música?
M.G. Aprendí a tocar de oído. Estaba ya dando conciertos y todavía no sabía que había un sitio que se
llamaba “conservatorio”. Luego, con los años, he tenido ocasión de trabajar con
grandes maestros. En España, estudié con José Tomás, discípulo de Andrés Segovia.
Él me habló de Manuel Barrueco, que por entonces daba clase en la Manhattan
School of Music, en Nueva York. Pensé: “Si tiene algo que enseñarme, voy a
verle”. Y conseguí una ayuda, más bien simbólica, de la Generalitat de
Catalunya, para hacer un doctorado en Estados Unidos.
Barcelona Guitar Trio, una de las formaciones lideradas por Manuel González para "Maestros de la Guitarra" |
B.C. ¿No pensaste en establecerte en Nueva York?
M.G. Llegué a dar unos 60
conciertos allí y me ofrecieron trabajo, pero por entonces yo ya tenía a mis
hijos, que se habían quedado en Barcelona. Aquel no me pareció un lugar
adecuado para la vida familiar y rechacé la oferta. Estuve un tiempo viajando con
regularidad, hasta que me establecí, ya definitivamente, de nuevo en mi ciudad.
B.C. ¿Cómo surge la idea de crear el ciclo “Maestros de la Guitarra”?
M.G. De niño, cuando estaba en la
calle "guitarreando" con los amigos, nos íbamos a practicar por la zona de la
Catedral. Se formaban unos corros de oyentes espectaculares. Al cabo de unos
años, recordé esto y pensé que había un público potencial para la guitarra
clásica: la persona de a pie, totalmente normal y corriente. Decidí empezar a organizar
algunos conciertos. Al principio eran pequeños ciclos y eventos esporádicos.
Cuando se celebró el Fòrum de les Cultures, iniciamos un formato más parecido
al actual, con conciertos casi diarios. Desde entonces, hemos realizado no
menos de 3.000 recitales a los que ha asistido más de un millón de personas.
B.C. Son números de vértigo…
M.G. Dentro de “Maestros de la
Guitarra”, tenemos un ciclo en el que traemos a los mejores guitarristas del
mundo. Ellos nos dicen que no hay ningún otro lugar en el que haya una
iniciativa para la guitarra clásica tan potente como esta. Y funciona sin
ningún tipo de ayuda pública: solo a base de trabajo, valentía e ilusión.
También es importante, por supuesto, poder actuar en ubicaciones tan
emblemáticas como el Palau de la Música o Santa Maria del Pi.
B.C. Vuestra experiencia, ¿puede ayudar a buscar vías para atraer
más público a la música clásica?
M.G. Durante años estuve viviendo
la lejanía entre los intérpretes clásicos y el público, algo que no debería ser
así, porque la música que perdura a lo largo de los siglos es excepcional.
Nuestra obsesión fue conectar con el público a todos los niveles. El concierto
ha de empezar cuando la gente ve un cartel en la calle. Hay que cuidar hasta el
mínimo detalle. Por ejemplo, amplificamos el sonido de la guitarra para que se
oiga con tal calidad que llegue hasta el corazón. Y también tenemos que
tener en cuenta el repertorio y el orden de las piezas.
B.C. ¿Qué intentas transmitir en
tus conciertos?
M.G. Como solista, presento una
propuesta basada en la emoción. Para mí, este instrumento es mucho más que mi
profesión: le estoy tan agradecido que quiero enseñar a la gente la belleza de
la guitarra. Y el público lo reconoce: “La música me ha hecho llorar” es un
comentario habitual.
El espectáculo del cuarteto Barcelona 4 Guitars es el más popular de "Maestros de la Guitarra" |
B.C. ¿Y en el resto de
formaciones que también se encuadran en el ciclo “Maestros de la Guitarra”?
M.G. La propuesta del cuarteto
Barcelona 4 Guitars busca cómo romper la barrera con el público a través del
humor. Se trata de un doble dúo, uno masculino y otro femenino, que mantienen unos diálogos con pequeños gags
humorísticos. El resultado es excepcional: la gente se divierte y, además,
escucha muy buena música, con piezas de Bach, Tchaikovsky… En cuanto al trío
Barcelona Guitar Trio, jugamos con la música tradicional y la fusión con el
flamenco: Falla, Albéniz, García Lorca… Y estamos incorporando la actuación de
una pareja de baile para que la música tenga más fuerza.
B.C. ¿Cómo consigues mantener la
tensión emotiva con tantos conciertos?
M.G. En el argot de los músicos,
los conciertos se llaman “bolos”. Pero yo, a los músicos que colaboran conmigo,
les digo: “Esto no es un bolo; es un concierto.” Tocar en el Palau de la Música
es algo que muchos artistas no consiguen jamás en la vida: aún me he de
pellizcar cada día para creérmelo. Por muchos conciertos que haya, los nuestros
no son un compromiso más.
B.C. ¿El público es
mayoritariamente internacional?
M.G. Hay público local, pero les
cuesta. Cuando se habla de algo frecuentado por extranjeros, los barceloneses se
imaginan las paellas de plástico y lo evitan. Sin embargo, este no es el caso
del ciclo “Maestros de la Guitarra”. Nosotros pensamos en reunir a los mejores
músicos, no en atraer al turista. De todas maneras, yo diría que el resultado
es muy positivo. Barcelona puede tener el mejor ciclo de guitarra del mundo
gracias a un gran espónsor: el turismo.
B.C. ¿Tu actividad ahora se
centra exclusivamente en el ciclo “Maestros de la Guitarra”?
M.G. La verdad es que tengo
bastante con esto, aunque no estoy cerrado a nada. Recientemente me invitaron a
unos conciertos con orquesta en Moldavia. Pero me gusta pensar que he estado
muchos años viajando para que me escucharan y ahora otros viajan para
escucharme.
B.C. ¿Tienes la sensación de que
la guitarra clásica está perdiendo atractivo para los jóvenes?
M.G. Sí, y no es algo reciente.
Ya hace años, cuando daba clases a otros profesores, estos me decían que cada
vez tenían menos alumnos. A mí me extrañaba, porque la
guitarra, tradicionalmente, ha sido el segundo instrumento en los
conservatorios, después del piano. Pero la realidad es que la guitarra no sale
en la tele y cada vez hay menos ciclos de música y menos conciertos, con lo que
los jóvenes, probablemente, no saben ni que existe. Pero resulta
que toda la historia de la guitarra se ha escrito en Catalunya. El repertorio y
las técnicas que se estudian en todo el mundo se han creado aquí, con maestros
catalanes. Este instrumento es patrimonio de Catalunya y no se puede perder.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarToda la vida dedicada a ello y esta es la primera noticia que tengo de que la guitarra clásica nació en Barcelona y de que "toda la historia de la guitarra se ha escrito en Cataluña". ¡Qué atrevimiento y qué narcisismo!
EliminarHola, Luisa:
EliminarCreo que lo que Manuel González quiere decir con este comentario es que la guitarra clásica es realmente muy importante en la historia de la música catalana (a veces, por el desconocimiento que hay sobre la historia de la música, en Cataluña no se reconoce a los grandes guitarristas que ha habido). Supongo que tenía en la cabeza a Ferran Sor, Tàrrega, Miquel Llobet, etc. Él lleva mucho tiempo reivindicando esto. Pero no creo que un especialista como él quisiera decir que "exclusivamente" se ha escrito en Barcelona.
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