El Gran Teatre del Liceu inicia la temporada 2016/2017 con una obra de Giuseppe Verdi, Macbeth, la cual también supone la clausura del año Shakespeare en el teatro barcelonés. La obra, una majestuosa producción del Théatre de Ginebra, se podrá ver en el Liceu del 7 al 23 de octubre.
Sin ser de las más populares del compositor, Macbeth siempre tuvo una buena acogida entre el público aficionado a la ópera. Pero, aunque el Liceu la ha representado 106 veces (la primera, en 1848, sólo un año después del estreno absoluto en Florencia), el teatro la ignoró durante un largo período de 75 años. La última vez que se pudo ver en el escenario barcelonés fue en 2004.
El drama, en cuatro actos, es la primera ópera de Verdi sobre Shakespeare. El compositor, quien sentía una gran admiración por el trabajo del dramaturgo inglés, siempre quiso trabajar más sus obras. Años después de Macbeth (1847), compondría Otello (1887) y, hacia el final de su vida, Falstaff (1893).
La dureza del argumento de Macbeth es magníficamente interpretada a través de una música que ya desde los inicios refleja perfectamente una atmósfera de terror y de miedo. La música es capaz de ayudar a explicitar la historia y retratar a unos personajes malvados y ambiciosos. De hecho, Verdi, en todas sus óperas, ya utiliza la música para contar la historia y, en Macbeth, este recurso está sabiamente dosificado para mostrar la maldad.
Verdi quería definir sus personalidades con la conjunción de las voces y, de ahí, insistió tanto en que la voz de la soprano fuera una voz fea, dura, nada angelical. Las dos sopranos de los dos repartos de la obra del Liceu, Martina Serafin y Tatiana Serjan, coinciden en la dificultad de la partitura y en el trabajo que supone encontrar un tono adecuado de voz, "con una entonación maligna."
La puesta en escena, elegante y fantasmagórica, es a cargo del director Christof Loy, quien traslada la acción a un universo cinematográfico, en blanco y negro, similar a un castillo siniestro. La ambientación también ayuda a entender más este pasado que tortura constantemente a los dos protagonistas, a la vez que refuerza y hace mucho más evidente la oscuridad interior que viven.
La dirección musical está a cargo de Giampolo Bisanti, quien, en la presentación de Macbeth a los medios en Barcelona, remarcó su pasión por esta obra maestra de juventud de Verdi, llena de momentos sublimes y muy potentes. Bisante también aseguró que trabajar con las cuatro voces principales, todas muy diferentes, ha sido "un reto maravilloso".
Los dos repartos los encabezan respectivamente Ludovic Tézier iyLuca Salsi en el papel de Macbeth y Martina Serafin y Tatiana Serjan en el personaje de la pérfida Lady Macbeth.
Sin ser de las más populares del compositor, Macbeth siempre tuvo una buena acogida entre el público aficionado a la ópera. Pero, aunque el Liceu la ha representado 106 veces (la primera, en 1848, sólo un año después del estreno absoluto en Florencia), el teatro la ignoró durante un largo período de 75 años. La última vez que se pudo ver en el escenario barcelonés fue en 2004.
El drama, en cuatro actos, es la primera ópera de Verdi sobre Shakespeare. El compositor, quien sentía una gran admiración por el trabajo del dramaturgo inglés, siempre quiso trabajar más sus obras. Años después de Macbeth (1847), compondría Otello (1887) y, hacia el final de su vida, Falstaff (1893).
La dureza del argumento de Macbeth es magníficamente interpretada a través de una música que ya desde los inicios refleja perfectamente una atmósfera de terror y de miedo. La música es capaz de ayudar a explicitar la historia y retratar a unos personajes malvados y ambiciosos. De hecho, Verdi, en todas sus óperas, ya utiliza la música para contar la historia y, en Macbeth, este recurso está sabiamente dosificado para mostrar la maldad.
Verdi quería definir sus personalidades con la conjunción de las voces y, de ahí, insistió tanto en que la voz de la soprano fuera una voz fea, dura, nada angelical. Las dos sopranos de los dos repartos de la obra del Liceu, Martina Serafin y Tatiana Serjan, coinciden en la dificultad de la partitura y en el trabajo que supone encontrar un tono adecuado de voz, "con una entonación maligna."
La puesta en escena, elegante y fantasmagórica, es a cargo del director Christof Loy, quien traslada la acción a un universo cinematográfico, en blanco y negro, similar a un castillo siniestro. La ambientación también ayuda a entender más este pasado que tortura constantemente a los dos protagonistas, a la vez que refuerza y hace mucho más evidente la oscuridad interior que viven.
La dirección musical está a cargo de Giampolo Bisanti, quien, en la presentación de Macbeth a los medios en Barcelona, remarcó su pasión por esta obra maestra de juventud de Verdi, llena de momentos sublimes y muy potentes. Bisante también aseguró que trabajar con las cuatro voces principales, todas muy diferentes, ha sido "un reto maravilloso".
Los dos repartos los encabezan respectivamente Ludovic Tézier iyLuca Salsi en el papel de Macbeth y Martina Serafin y Tatiana Serjan en el personaje de la pérfida Lady Macbeth.
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