En la agenda de música clásica en Barcelona de hoy destacan
dos citas. La primera es la nueva entrega del ciclo de actuaciones que está
realizando la Orquestra Nacional d’Andorra en el Palau de la Música esta
temporada. En esta ocasión, el protagonista será el piano solista, con
interpretación a cargo de Daniel
Ligorio y un repertorio que incluye a Mozart y a Beethoven.
La segunda propuesta es la que vamos a comentar con más
detenimiento basándonos en lo mucho que se ha dicho de ella estos días. Hoy
tiene lugar en el Gran Teatre del Liceu la última representación de Una
voce in off / La voix humaine, una producción que reúne en una misma
función una obra de Xavier Montsalvatge y otra de Francis Poulenc.
Ambas tienen similitudes temáticas y formales que justifican
el presentarlas juntas. La estructura es la misma: se trata de una mujer, una
soprano solista, que conversa sola en el escenario porque está utilizando un
dispositivo tecnológico. En la obra de Montsalvatge, el montaje del Liceu hace
que sea una película familiar en Super8; en la de Poulenc, un teléfono.
Según nos cuenta Roger Alier en La Vanguardia, se trata de un género que se puso de moda después de
la Segunda Guerra Mundial, a raíz del éxito de The Telephone de G.C. Menotti. En definitiva, todo muy siglo XX. Y
aunque ahora el teléfono fijo parezca un trasto casi anticuado, el montaje ha decidido mantenerlo así y no ha intentado actualizar las metáforas poniendo a las sopranos a utilizar,
por ejemplo, Whatsapp o Vine.
César López Rosell, en ElPeriódico, cuenta que el Liceu recibió con aplausos la producción, mientras
que Xavier Cester, en Ara, matiza que
“no convenció del todo”. Algo parecido dice Joaquim, de In Fernem Land, cuando afirma que “se reconoció el esfuerzo
realizado sin muchas muestras estentóreas, más allá de aplausos generosos y
unos cuantos bravos”.
También hay cierta divergencia en la valoración de la
actuación de Ángeles Blancas y María Bayo, las protagonistas. Pablo Meléndez-Haddad, en ABC, destaca que
son “dos grandes cantantes actrices” y Roger Alier destaca el excelente trabajo
de interpretación de María Bayo. Sin embargo, Xavier Cester asegura que la
soprano, “pese a todas las virtudes exhibidas, no llegó a emocionar”. En la
misma línea se muestra In Fernem Land,
que, además, compara a María Bayo con la excepcional emoción
trasmitida por la protagonista la última vez que se vio La voix humaine en el
Liceu. Que no era otra que Ángeles Blancas, por cierto. Quien quiera hacerse una idea de cómo fue aquella actuación,
aquí tiene un vídeo para hacerlo.
Más unanimidad encontramos en la
valoración de la OBC. La
producción forma parte del intercambio entre esta formación y la que dirige
Josep Pons (y que, a su vez, ha estado actuando en el Auditori estos días). Salvo
algunos matices, los críticos coinciden en señalar la brillantez del sonido y
la adecuada dirección de Pablo González.
Respecto al montaje, pese a lo atrevido de la propuesta
escenográfica, que incluye proyección de imágenes y elementos sumamente
simbólicos, las opiniones son positivas. El único punto negativo es la decisión
de sacar la orquesta del foso durante la obra de Poulenc para ubicarla en el
escenario cosa que, según In Fernem Land, perjudica la sonoridad, y, para Xavier
Cester, resulta contradictorio en lo que debería ser una “tragedia de la
soledad”.
Si tuviéramos que resumir todas estas críticas en una nota numérica, nos situaríamos en torno a un notable: buen trabajo musical e interpretativo, interesante puesta en escena y, sobre todo, acierto en la unión de dos obras que podríamos considerar prácticamente hermanas. Pero, aunque no parece haber nada mal, tampoco hemos detectado entusiasmos lo suficientemente encendidos como para llegar al sobresaliente.
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