Fotografía: Oliver Adell - Concurso Maria Canals |
Regina Chernychko es una pianista ucraniana que en la edición 2014 del concurso internacional de piano Maria Canals, que se celebra cada año en Barcelona, se alzó con el primer premio.
No era la primera vez que Regina, de solo 28 años, conseguía un reconocimiento internacional. En su palmarés ya figuran premios de piano de Nueva York, Milán y Zurich, así como un extenso currículum de actuaciones con orquestas de toda Europa.
Hoy martes Regina ofrece un concierto en el Auditori. Con ella conversamos sobre música, concursos de piano y la compleja situación política en Ucrania.
Barcelona Clásica: Fuiste la ganadora de la
última edición del concurso internacional de piano María Canals. ¿Qué ha
aportado este galardón a tu carrera en los últimos meses? ¿Ha servido para fortalecer tu vínculo con Barcelona y Cataluña?
Regina Chernychko: Este concurso
da la oportunidad de estar sobre el escenario, algo esencial para
cualquier músico. A raíz del concurso, he conocido a muchas personas en Cataluña y algunos se han convertido en buenos amigos. He de
reconocer que me enamoré de Barcelona desde mi primera visita y
siempre me hace feliz actuar aquí.
B.C. El María Canals no es el primer premio
internacional de piano que ganas. ¿Cómo consigues actuaciones de tanta calidad
pese a la presión que supone tocar frente a un jurado?
R.C. La verdad es que no conozco el secreto. Normalmente, soy muy exigente conmigo misma y por eso
rara vez quedo verdaderamente satisfecha de mi interpretación. Cuando actúo en
un concurso, no pienso ni en el jurado ni en los demás pianistas participantes.
Tanto si les gusta como si no, siempre busco ser fiel a mis decisiones sobre lo
que debe ser la música y a mis propias sensaciones.
B.C. Explícanos el programa que ofrecerás en
el Auditori. ¿Qué destacarías de cada pieza?
Fotografía: Oliver Adell Concurso Maria Canals |
R.C. [Tomando la tonalidad de cada obra] ¡Sol menor – Mi
menor – Do sostenido menor! La tonalidad conjunta de las piezas crea un acorde
disminuido que fluye de forma natural hacia la oscuridad y el dramatismo.
Creo que la sonata de Clementi es muy hermosa y moldeable y me parece injusto
que su obra no tenga el reconocimiento que merece en los repertorios actuales.
No deberíamos olvidar que su trabajo para el piano influyó mucho en sus
contemporáneos.
Le seguirá la suite “Le Tombeau de Couperin”, de Ravel, que fue compuesta
en el periodo de entreguerras. Se trata de una declaración de modernidad
escrita en una forma clásica. Cada parte de la sonata está dedicada a la memoria de un compañero de armas de Ravel y la composición en conjunto puede entenderse como un
“hommage” en honor de los héroes caídos por Francia.
La
segunda parte del concierto revisará los Estudios Sinfónicos de Schumann, que
se interpretarán junto con los Estudios Póstumos, entremezclados con las 12 variaciones
principales. Schumann empezó a trabajar en los Estudios Sinfónicos en 1834 y la
segunda versión se estrenó en 1852. “Has hecho bien en no tocar mis “Études””,
dijo Robert a su esposa, Clara. “No son apropiados para el público general y no
estaría bien que me quejara de que la gente no las entiende. Porque no están
hechos para el éxito y solo deben tocarse por ellos mismos.” Estas piezas
cerrarán el concierto, porque es música que no dejará nada sin expresar.
B.C. Estas piezas, ¿son parte habitual de tu
repertorio o empezaste a trabajar en ellas hace poco?
R.C. Algunas de
ellas están en mi repertorio desde el año pasado y otras las incorporé hace más
tiempo. De todas maneras, siempre que te aproximas a piezas como estas, es como
si empezaras de cero, porque a medida que vas madurando como persona adquieres
nuevas ideas y desarrollas nuevas visiones.
B.C. ¿Qué podrías decirnos de tus proyectos
actuales? ¿En qué estás trabajando ahora y qué expectativas tienes para los
próximos 2 ó 3 años?
R.C. Fue muy buena
la experiencia de colaborar con Henrik Nánási y la Bruckner Orchester en Linz
en diciembre de 2014, con la interpretación del concierto para piano Nª 1 de
Chopin. También disfruté muchísimo tocando en el MNAC y en unos días
interpretaré el concierto para piano nª 4 de Rachmaninoff con la Stuttgart
State Orchestra.
También
me hace mucha ilusión actuar en una serie de recitales de música francesa con
la violinista noruega Anna Margrethe Haugland Nilsen en Noruega y en Málaga, en
la sala Unicaja de Conciertos Maria Cristina y en el Petit Palais de París. Tengo también varios
compromisos de recitales y conciertos con orquestas en toda Europa. Y espero
con muchas ganas un tour en China y
la próxima grabación de las Sonatas
de Soler para el sello Naxos.
B.C. ¿Qué te gustaría que los jóvenes
pianistas que participen en la próxima edición del premio María Canals piensen
cuando te vean actuar?
R.C.
Me gustaría que abrazaran la sensación de actuar sobre el escenario. La
música no solo es la clave para entender los sentimientos de las personas que
la escribieron, sino que nos ayuda a entender nuestra propia naturaleza y a
perseguir nuestros sueños.
B.C. Europa del Este es bien conocida por el
alto nivel de su educación musical. ¿Qué consideras más importante para la
formación de un pianista profesional?
R.C.
La formación musical desde edad muy temprana es uno de los factores más
importantes, pero no es el único. En mi caso, la mayor influencia fueron mis
padres. Mi madre es pianista en el Teatro de la Ópera y una reconocida artista en Ucrania y mi padre
es director de producción en el mismo teatro. Siempre ha habido música en casa
y el Teatro de la Ópera ha sido como mi segundo hogar desde que era
niña. Adoro estar en el escenario y en el “backstage”, y conocer a los talentos que allí actúan.
B.C. ¿Crees que la actual situación en
Ucrania puede ser un problema para los jóvenes músicos? ¿Cómo crees que
evolucionará la situación en el futuro?
R.C.
El momento actual en Ucrania es muy difícil y se cobrará un alto precio – estoy
segura de que ya lo está haciendo – en la financiación de las escuelas públicas
de música, que ya afrontaban un montón de problemas. De momento, en este
sentido, no veo ninguna tendencia positiva en mi país. Sin diálogo, no habrá
paz, y las sanciones tendrán un impacto en las relaciones entre Estados, además
de alimentar el conflicto y de convertirse en un nuevo obstáculo. En mi
opinión, Europa debería intentar mediar más que posicionarse en un bando.
Creo
que ahora, más que nunca, los músicos debemos estar unidos y cooperar entre
nosotros, en lugar de decir cosas como que “ya no tocaré a Tchaikovsky o
Rachmaninoff” o “ya no iré a actuar a Ucrania”.
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