Josep Vila Foto: A. Bofill |
Es difícil establecer
comparaciones entre Gardiner y Josep Vila, actual director del Orfeó Català y
del Cor de Cambra del Palau, sobre todo por las diferencias culturales y
generacionales que hay entre ambos. De todas maneras, no dejan de tener puntos
en común. Si Gardiner es el afamado creador del Coro Monteverdi, Vila fundó,
con solo 23 años, el prestigioso coro Lieder Camera, integrado exclusivamente por cantantes con formación musical profesional. Y los
dos han tenido experiencias como responsables de coros ligados a televisiones
públicas: el inglés ha sido director de la Orquesta Sinfónica de la Radio del
Norte de Alemania y Vila, del Coro de RTVE.
Así que, con todo el respeto hacia
las figuras de los dos directores y aprovechando la conversación con Josep Vila para hablar del Concierto Shakespeare, nos hemos atrevido a hacer nuestro propio “5
minutes with” con el director catalán, utilizando el mismo cuestionario que la BBC realizó a John Eliot Gardiner.
Josep Vila: Además de la dirección del Orfeó Català y del Cor de Cambra, hago composición e
imparto clases. Tengo poco tiempo para compartir con nada que no sea la música,
pero lo que me queda lo dedico al deporte, especialmente a la natación, el
senderismo y la bicicleta, y la lectura.
B.C. La pasión por la música, ¿es una herencia familiar?
J.V. Yo creo que la afición me viene de mi madre, la única de la
familia que estudió música de joven y tocaba el piano. Pero yo, de pequeño, no
quería saber nada de la música clásica. Mi hermano, que estudiaba en la Escolania
de Montserrat, me intentó animar. Una vez, cuando le fuimos a visitar, me probó
la voz y vaticinó que acabaría yendo a Montserrat. Pero no: llegué a asistir a
clases al conservatorio de Sabadell. No me gustó y me salí.
Sin embargo, a los 14 años, en el
instituto, tuve un profesor excelente de música, esa asignatura “maría” a la
que nadie daba importancia. Este gran profesor me enseñó a amar la música. Se
me abrieron los ojos y me di cuenta de lo que me había estado perdiendo. Empecé
a estudiar: tuve que hacer varios cursos al año. En aquella época, te podías
matricular de muchas asignaturas por libre, así que llevaba un curso en el año
normal y otro durante el verano. Así, a los 23 años estaba preparado para crear
Lieder Camera.
B.C. ¿Cuáles dirías que son tu obra y tu compositor favorito?
J.V. La Misa en Si Menor
de Bach. Todo va hacia Bach y sale de Bach, y esta obra es la que más me gusta
y la que mejor resume la obra de Bach. [Curiosamente, es la misma obra que Gardiner reconoce como preferida a la BBC]
B.C. ¿Qué es lo mejor de ser director?
J.V. Diría que el sentimiento de compenetración y la libertad. [Le explicamos que Gardiner dice preferir el
momento en que descubre una nueva obra] El descubrimiento de una obra es un
placer infinito, como el de abrir un nuevo libro, pero si tengo que elegir,
prefiero las sensaciones de compenetración con el resto de miembros del coro y
de libertad, es decir, alcanzar el punto en el que puedes interpretar sin estar
marcado por restricciones técnicas.
B.C. ¿Y qué dirías que es lo peor?
J.V. La soledad. No quiero decir que el director esté físicamente solo,
porque en un coro, se canta en grupo. Cuando hay conexión, el director siente esa
compenetración de la que hablaba y que es lo mejor. Pero cuando no se da esta
conexión, entonces el director está solo.
B.C. ¿Su estilo de dirección es autocrático o democrático?
J.V. Las decisiones en la dirección se van tomando a medida que ves
las posibilidades de las personas que tienes delante. Hay veces que tienes una
idea musical, pero esta no funciona con las características tímbricas del grupo.
La verdadera interpretación es la que se va adaptando a la respuesta ideal que
puede dar el instrumento disponible.
B.C. ¿Crees que es posible que nazca un nuevo Beethoven?
J.V. Creo que sí. De hecho, espero que ya haya nacido y que lo
conozcamos pronto. La música tiene infinitas posibilidades y, en el futuro,
todavía podemos ver muchas cosas.
B.C. ¿Siempre intentas buscar nuevas cosas?
J.V. Sí. La gran música, como la gran literatura, es aquella en la
que encuentras nuevas cosas cada veces que la visitas. En cambio, la música y
la literatura mediocre te da todo lo que puede ofrecer en la primera lectura y,
cuando vuelves ella, ves que no hay nada
más.
B.C. ¿Crees que es mejor la interpretación cuando se aplican criterios
históricos?
J.V. Es la mejor manera de entender la música de Bach, pero hay
muchos tipos de criterios históricos. Y tampoco soy enemigo de que corales
clásicas se aproximen a Bach con instrumentos modernos: he oído
interpretaciones brillantes así.
B.C. ¿Por qué la música clásica no es más popular?
J.V. Por dos motivos. Uno, porque es un arte que requiere de una
audición activa y vivimos en una sociedad en la que se potencia todo lo fácil,
todo lo que no haga trabajar. El segundo motivo es que no todos los centros
educativos dan a la música la importancia debida.
Y la música es importante no solo
por la formación de algunos futuros músicos y de muchos más futuros
espectadores, sino porque la música ayuda al desarrollo de los niños y los adolescentes.
Los niños que estudian música suelen ser mejores en matemáticas y se
desenvuelven mejor en la mayoría de disciplinas. Está demostrado.
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